miércoles, 21 de noviembre de 2007

Los carteles, el turismo y la imagen

Contaminación visual, parte II

Hace unos días escuché en la radio el mensaje de un oyente criticando la reglamentación de carteles en la vía pública. Dijo que era absurdo sacar y achicar los carteles como hicieron en la semipeatonal, si queríamos ser una ciudad turística.
Me dio gracia, yo hubiera dicho lo contrario.



La ciudad turística
Creo que para analizar esa diferencia hace falta preguntarse qué ciudad queremos tener, y luego qué ciudad turística queremos ofrecer.

La ciudad de los carteles
Estoy de visita en Bs.As. y salgo a dar una vuelta por calle Santa Fe. Siento una molestia por el exceso de ruido de los vehículos. Un taxi se estaciona mal en la esquina, un auto que viene atrás clava los frenos y los demás tocan bocina. Pasa el 60 rozando el cordón, haciendo un ruido impresionante. Pisa un charco y nos salpica con agua negra y aceitosa. Sigo. Piso caca de perro. La gente atropella y me hace chocar contra un cartel que está en el medio de la vereda. Un repartidor de volantes me ofrece uno, cuando lo quiero tomar me chocan de nuevo. Sigo. Levanto la vista para ver el semáforo pero es imposible porque me tapa los carteles de los negocios. Hay olor nauseabundo. Piso otra caca de perro. Espero para pasar por el pasillo que deja libre el puesto de revistas. Quiero comprar el diario, pero la marea humana me lleva. Mejor me tomo un taxi. No viene ninguno desocupado. Ahí para uno. Subo y hay olorcito rico. Cuando me relajo un poco, el conductor frena de golpe y murmura: en esta ciudad ya no se puede vivir.


La contaminación
Contaminación es un concepto muy amplio. Generalmente se piensa en un agente nocivo que ensucia el medioambiente, pero va mucho más allá.
Una definición posible: es el cambio o desequilibrio del entorno (natural o artificial) que afecta las condiciones de vida y las funciones vitales.
La contaminación afecta directamente la calidad de vida. Todas esas situaciones agresivas que se mencionaron antes son formas de contaminación (sonoras, visuales, olfativas) que afectan el desenvolvimiento normal y adecuado de las personas.
Es un contexto hostil, que hace la vida menos placentera.

A esta situación se llega por múltiples factores, entre los que se destacan la falta de una reglamentación adecuada (o la ausencia de control eficiente para su cumplimiento) y la responsabilidad social.
Creo que en esto último se centra el problema: la interpretación del espacio público como tierra de nadie, y no como espacio de todos.
Es necesario defender la ciudad y los espacios públicos como el propio hogar. No solamente de las agresiones externas, también de nosotros mismos.
Mantenerla limpia, ordenada y agradable. Cumplir las normas, y exigir que se cumplan.
Y pedirlas cuando no existan.
No delegar las responsabilidades en los otros, hacernos cargo cada uno de las propias, y elegir tener una ciudad diferente, que de placer ser vivida.

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