miércoles, 21 de noviembre de 2007

Cómo hablan los objetos

Cómo hablan los objetos

En nuestro universo cotidiano convivimos y hacemos uso de un sinnúmero de objetos, desde un abrelatas a un edificio. Aunque no les prestemos demasiada atención, tienen mucho para decirnos. Preparáte un mate y seguimos.

Forma y función
La mayoría de las actividades proyectuales tienen una misma estructura. Comienza por la necesidad de resolver un problema. Se investiga las características del mismo y su contexto, otras soluciones a situaciones similares, se analiza el conjunto y se sacan las conclusiones. Sólo ahí se encara la solución.
En síntesis, el resultado —la forma— está determinado por la búsqueda de solución de esa necesidad —su función—.
Pero el cuento ahí no termina. Esa “forma” nos “informa” —si es un buen diseño— sobre su función.

La pava
Una pava tiene una forma muy especial, determinada estrictamente por su uso: contener el agua para calentar al fuego, un pico de cierta extensión para poder verter el líquido dentro del mate y una manija lejos del fuego, de un material que no se caliente para poder sujetarla sin quemarse.
Su comunicación también es clara, el objeto nos “cuenta” cómo se usa. Y de yapa, su denominación se lo debe a su apariencia: se asemeja al ave que le da nombre.

La pava eléctrica, donde la comunicación se carbonizó
No hace mucho, llegó como regalo una pava eléctrica.
El artefacto tiene adentro, en su parte inferior, un dispositivo eléctrico que detecta la temperatura del agua. Al apoyarla sobre la base (que se enchufa a la red eléctrica) calienta el líquido a la temperatura justa para el mate. Una solución linda, cómoda.
Se nota que al diseñarla, pusieron esfuerzo en que se parezca lo más posible a una pava tradicional... y ese fue su enemigo, es ahí donde la comunicación se fracturó.
Una amiga de visita se puso a preparar el mate y utilizó la pava eléctrica, pero ¡la puso sobre el fuego!
En este caso la comunicación falló. El aparato supo decir “Soy una pava”, pero le faltó la parte de “eléctrica, no me pongan sobre el fuego”.
La pava tradicional, gracias a un problema de comunicación, recuperó su lugar sobre la cocina.

Forma y función vs comunicación
Sigamos cebando mate. Ahora con un termo.
Se podría decir que es un primo de la pava, ya que tiene una función similar.
Pero algunas diferencias cambian drásticamente su forma.
Ambos sirven para cebar mate, pero uno se posa sobre el fuego (de ahí su forma, material, posición de la manija, proporciones, etc.) y el otro debe mantener el agua caliente el mayor tiempo posible y como la pava eléctrica ¡no se posa sobre el fuego!
Va la pregunta: ¿no hubiera sido más adecuado que en vez de ser pava eléctrica fuera un termo eléctrico? Ponemos el termo a calentar... y derecho al portatermo.

La jarra por termo
Hace unos días en casa se rompió el termo. Al rato decidimos ir con los chicos al parque y llevar el equipo de mate. Ante la ausencia del finado, ocupó su lugar una jarra térmica que mantiene muy bien la temperatura del agua.
Esa decisión correcta desde lo funcional (tiene un pico cómodo para cebar, mantiene bien la temperatura, tiene un tamaño y capacidad adecuados para la actividad) generó nuevamente un problema de comunicación: cebar mate con esa jarra generaba cierta incomodidad “social”, por llamarla de algún modo. Como decían las gurisas cuando éramos chicos: es un quemo.
La jarra gritaba a los cuatro vientos “soy una jarra, no tengo porqué estar acá cebando mate”. Y todos le escaban al rol de cebador, porque no era una situación cómoda.
En este caso, el diseño de su apariencia estaba pensado para otro uso, y su utilización allí quedaba fuera de contexto.

Los objetos nos hablan
En la mayoría de los casos el diseño de objetos contempla la inclusión en su apariencia de información (para su utilización, posicionamiento, etcétera).
La decodficación de esa carga informativa es un juego que nos permite conectarnos por un momento con su diseñador y nos brinda la posibilidad de analizar y conocer un poco más nuestra realidad inmediata.

RECUADRO
Con los edificios sucede lo mismo, su construcción está determinada por su función, pero por otro lado son un objeto de comunicación. A través de su diseño nos cuentan qué es y cómo se usa, cómo son sus propietarios, cómo se hacen las cosas ahí dentro.

2 comentarios:

El Profesor dijo...

Muy buena la nota!
Lo curioso es que yo la comento dos años después de que la publicaste!
¿Conocés el mate automático, que tiene la bombilla fija en la tapa y el termo incluido?
Saludos

Lautaro Lupi dijo...

¡Gracias por tu comentario!
Si, por supuesto que lo conozco. El pragmatismo es ciego ante la esencia de las cosas.
Saludos